La figura infantil siempre me ha gustado, aunque escultoricamente carece de formas, es decir, no es lo mismo esculpir un torso de un joven, en dónde puedes modelar todos los músculos, tanto corporales como faciales, prestandose a una infinidad de sentimientos, pues la de un niño, lo que trasmites es simplemente la ingenuidad y ternura.
Esta escultura la realicé primero en barro y seguí con el proceso de vaciado hasta rellenarla con micropiedra.
Me hubiera gustado haber tenido un video de como hago los moldes, tendré que pensar como lo hago, pues es el pringue es tal, que cualquiera se pone a grabarlo.
La foto se la he hecho....pero el fondo no se lo he quitado, así se puede apreciar el lugar en dónde se encuentra...al borde de la piscina, con la indecisión de meterse en el agua